Para viajar no es tan necesario hacer planes y presupuestos como tener la actitud correcta.
Quizá esto no sea del todo fácil para muchos, acostumbrados a tener el control y seguir itinerarios fijos, sin embargo, desconectarte al menos por unos días de tu rutina ordenada te hará bien. Piensa que el trabajo y las personas con las que estás acostumbrado a relacionarte estarán ahí cuando vuelvas, pero ahora tienes la oportunidad de experimentar cosas nuevas, e incluso una parte de ti mismo que no habías tomado en serio.
Estos son algunos consejos que harán que tu viaje sea más interesante y al volver tengas una colección de recuerdos y anécdotas increíbles:
Probar la comida típica aunque sea extraña.
Una manera de ampliar nuestros horizontes es a través de la comida, estamos muy acostumbrados a comer solo las mismas cosas. Te parecerá increíble extrañar la comida extranjera cuando vuelvas.
Platicar con gente de otros países.
Conocer gente siempre te hará sentir renovado, no hay nada como una buena conversación en la que estas realmente interesado por que trata de cosas que nunca antes habías pensado.
Querer comunicarte en el idioma del país en el que te encuentras.
Aunque no seas muy bueno, los locales apreciarán tu esfuerzo, pues significa que estás realmente interesado en su cultura y no eres un turista superficial que solo hace lo que está acostumbrado a hacer.
Caminar sin rumbo fijo.
Sentirte completamente libre para caminar y observar tu alrededor es lo mejor que puedes hacer durante tu viaje. Quizá pensarás que todo es distinto a tu casa y que estás un poco perdido, pero será una emoción distinta que se convertirá en un recuerdo inolvidable.
Coleccionar sellos de todos los países donde has estado en tu pasaporte.
También pueden ser boletos de tren, de teatro o cualquier cosa. Los viajeros apasionados tienen cajones llenos de basura del extranjero en sus casas.
Mandarle una postal a tu familia.
Es una costumbre bastante antigua y romántica para la era digital en la que vivimos, y aunque lo más seguro es que tu llegues primero que ella a casa, esto te dará una idea de cómo era viajar en el pasado. Sin duda le añadirá valor sentimental a ese trozo de papel que escribiste mientras estabas a punto de abordar un tren o pasando por algún sitio histórico.
Regresar con el acento de donde estuviste.
Tu acento normal regresará poco a poco, pero conservarás alguna que otra palabra y cuando vuelvas a escuchar la juerga de aquel país lo sentirás familiar. Esto querrá decir que hiciste tuya aquella cultura, que al principio era totalmente ajena, y tú mismo eres alguien diferente después de haber estado allá.
